Los analistas anticipan un 2025 récord en el inmobiliario español: el mejor ejercicio desde el boom de 2007
16/07/2025 - ⏱️ 2 min
El mercado inmobiliario español se prepara para cerrar 2025 con cifras que no se veían desde los años previos a la crisis financiera global. Tras encadenar un primer semestre con un crecimiento del 35,8 % en el volumen de compraventas —según datos del INE— y superar los 61.000 inmuebles vendidos solo en mayo, varios analistas del sector anticipan que este año podría convertirse en el mejor ejercicio del mercado residencial español desde 2007.
La fortaleza de la demanda, los tipos en descenso y el capital extranjero apuntalan una recuperación sin precedentes
Por la Redacción de Realty Investor — 15 de julio de 2025
El mercado inmobiliario español se prepara para cerrar 2025 con cifras que no se veían desde los años previos a la crisis financiera global. Tras encadenar un primer semestre con un crecimiento del 35,8 % en el volumen de compraventas —según datos del INE— y superar los 61.000 inmuebles vendidos solo en mayo, varios analistas del sector anticipan que este año podría convertirse en el mejor ejercicio del mercado residencial español desde 2007.
De confirmarse esta previsión, supondría la culminación de un ciclo de recuperación iniciado en 2024, pero que ha cobrado fuerza en los últimos nueve meses por la suma de factores económicos, financieros y sociales que han reactivado el apetito comprador tanto entre particulares como entre grandes fondos internacionales.
Vuelta del ciclo alcista: tipos, inflación y crédito
La normalización monetaria del Banco Central Europeo, iniciada en abril de este año, ha tenido un efecto directo en las condiciones hipotecarias. Las principales entidades españolas ofrecen ya hipotecas fijas por debajo del 3 %, algo que no se observaba desde 2021, lo que ha ampliado el acceso al crédito a decenas de miles de compradores que quedaron fuera del mercado entre 2022 y 2023.
“La bajada de tipos ha sido el principal catalizador de la nueva ola de transacciones”, señala Eva Hernández, economista principal de BBVA Research. “Se ha combinado con una inflación moderada y un aumento real del salario disponible, lo que ha devuelto la confianza al consumidor”, añade.
Según datos del Consejo General del Notariado, el volumen de hipotecas firmadas en el primer semestre ha crecido un 28,1 % interanual, con especial intensidad en capitales medianas como Valladolid, Tarragona y Murcia, donde la subida de precios aún no ha alcanzado niveles prohibitivos.
El tirón de la demanda extranjera: Alemania y Bélgica lideran
Otro factor clave en esta recuperación ha sido la reactivación de la demanda internacional, especialmente en las zonas costeras. El Colegio de Registradores de España ha confirmado que los compradores extranjeros representan ya el 15,2 % de todas las compraventas de viviendas, con un peso particularmente alto en comunidades como Baleares (38,5 %), Comunidad Valenciana (28,1 %) y Canarias (26,4 %).
Alemania, Bélgica y Países Bajos han superado a Reino Unido como principales países emisores de compradores. La apreciación del euro, lejos de ser un freno, ha sido interpretada por muchos inversores como una señal de fortaleza de la zona euro y ha incentivado la compra de vivienda como refugio de valor frente a la volatilidad bursátil.
“España se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos para el capital europeo que busca activos reales con rentabilidades superiores al 5 % y estabilidad política relativa”, indica Carlos Rivas, director de inversiones residenciales de Colliers International.
Escasez de oferta: el nuevo reto del sector
Pese al buen momento de la demanda, varios informes coinciden en advertir de un problema estructural que podría condicionar la evolución del sector a partir de 2026: la escasez de oferta.
Según la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), en 2024 se iniciaron 85.000 viviendas nuevas, una cifra muy por debajo de las necesidades estimadas por el Ministerio de Vivienda, que calcula que España necesitaría 150.000 nuevas unidades anuales para satisfacer la demanda estructural, especialmente en grandes ciudades y áreas metropolitanas.
Las trabas administrativas, la falta de suelo finalista y el encarecimiento de los costes de construcción siguen siendo obstáculos relevantes. A esto se suma la tensión entre políticas locales restrictivas —como los límites al alquiler turístico o las reservas de suelo para vivienda protegida— y la necesidad de facilitar nuevas promociones.
¿Una nueva burbuja o un crecimiento sostenible?
El debate sobre la sostenibilidad de este nuevo ciclo inmobiliario está sobre la mesa. El Banco de España, si bien ha descartado un sobrecalentamiento generalizado, ha advertido de señales incipientes de tensión en algunos mercados locales. Madrid y Málaga presentan ya precios superiores a los de 2007, aunque corregidos por inflación se mantienen aún por debajo.
“La diferencia fundamental con 2007 es la calidad del crédito y la proporción de compras sin financiación bancaria”, explica Marta Calvet, directora de análisis de UVE Valoraciones. “Hoy tenemos un mercado más solvente, con mayor presencia de inversores y menos apalancamiento”, añade.
En este contexto, firmas internacionales como Blackstone, Patrizia o M&G han redoblado sus apuestas por el mercado español, especialmente en activos residenciales en alquiler y build-to-rent. Savills prevé que la inversión total en real estate residencial supere los 14.000 M € en 2025, lo que situaría a España como el segundo destino preferido de Europa, solo por detrás de Alemania.
Perspectivas a cierre de año
A falta de confirmar los datos del segundo semestre, los analistas de CBRE, JLL y Colliers coinciden en que 2025 cerrará con más de un millón de compraventas, una cifra que no se alcanza desde antes del estallido de la burbuja. El contexto macroeconómico favorable, la liquidez internacional y la percepción de la vivienda como activo defensivo impulsan una confianza generalizada en el sector.
Aun así, persisten riesgos: cualquier giro inesperado del BCE, nuevas restricciones regulatorias o una desaceleración económica global podrían enfriar el ánimo inversor. Pero por ahora, el inmobiliario español vuelve a mirar hacia el futuro con un optimismo que no se recordaba desde hace casi dos décadas.
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